Deslenguar: cortar la lengua/ dispararse, crecer algo inmoderadamente. ¿Para qué deslenguar?

Miles de lenguas revolotearán como libélulas cerca de una lámpara. Cual cazador, el curador, intentará atrapar frases(citas), novelas, palabras que simplifiquen o personifiquen a cada uno de los elocuentes. Tarea difícil si no poseemos la experticia de escuchar los semitonos de un coro. ¿Mejor los deslenguamos? Mejor qué los mudos nos hablen.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Medicina verbal o instante divino

¡Saludos!

Cada cierto tiempo descubro, como un niño, la literalidad de las palabras. Me he expresado, oral o de manera escrita, creo que por costumbre, sin significado, por el puro y purísimo goce de hablar, de parlotear, de emitir sonidos. De manera animal, he ladrado, maullado, rugido, con las palabras que inútilmente, no me significaban nada.

He expresado mi amor diciendo tantas veces "te amo"; hoy sé que debí haber dicho "Yo soy (quiero ser) tu Amo". He expresado tantas veces "¡Maldita sea(s)!"; debí haber mencionado "¡Hocus pocus, que mi maldición te convierta en (adjetivo peyorativo)...!"

Y si de magia he hablado, es porque creo que existe algo así (it's a kind of magic). No soy religioso ni tampoco deseo crear una solución mágica, que al final pueden parecer similares los resultados de estas dos prácticas, pero sí creo que hay algo subyacente, espiritual, inasible, invisible, que ha animado a crear estos dioses y demonios. El mío, al que temo y adoro, mi ser subterráneo y extraterrestre: las palabras.

 He convertido esto en una oración bendita, en un salmo, en una estrofa de un himno, con el diminuto hecho de encararlo con el "saludos". Le he otorgado, con el poder de mis plabras, la salud con que deseamos despertarnos todos los días y eternamente. Esa salud eterna e infinita es la que las palabras hacen posible en su mundo, el de las plabras, con el único intento de decir "¡Salud...os!"

Al final, sigo expresándome con la maldita costumbre que inútilmente no bastan para darle el pleno significado a lo que quiero decir.

¡Adiós! (Acabo de matar, por negación, a Dios)

jueves, 5 de enero de 2012

Un cuento para la noche, ¿o para que YA amanezca?

Cuando perdí mi norma en el 9no año de mi vida escolar, y el profesor encargado de aquella materia y de aquella desviación me informó sobre cómo aquellos países conquistadores se expandieron, nunca, hasta hoy, pasó por mi mente la idea de que me toparía nuevamente con aquella imagen.

Fue en un libro de alguna editorial escolar, que al igual que aquellos conquistadores expandían la idea ingenua e inofensiva de la Historia a nosotros siendo adolescentes. Allí un gráfico representaba las rutas que captaban mi atención por los colores (este será uno de los funestos residuos de haber sido captada mi infancia por la televisión: el interés por lo colorido): rojo, azul, amarillo y verde. Mínimo no guardaba ninguna relación el conquistador y su color; aunque creo que lo que hoy pienso, mi idea, une aquellos cabos sin atar.

Así mismo como cayó el gobierno de los reyes españoles en la "época libertaria" que correspondió a los años comprendidos entre finales del siglo 18 y mediados del siglo 19, comienzan o caerán en algún momento los gobiernos actuales. ¿Por qué? Muy simple. El gobierno nunca es sostenible, a menos que recurras a la extrema violencia, la cual puede disfrazarse de absoluta seguridad y puede ejecutarse con programas disciplinarios radicales como para llegar a pensar que "pero ya no sé qué hacer, entonces provoca su desaparición".

Me he equivocado. No debo jugar o pensar del mismo modo aunque nos es casi ineludible (otro de los funestos residuos). Continúo.

El gobierno no es sostenible. De hecho, eso ya ha sucedido, ya podría probarse empíricamente. La familia, los padres no logran retener a sus hijos; el país no logra contener,proteger, darles el porvenir, a sus ciudadanos y así se crean fenómenos sociales (fenómeno lleva un sentido peyorativo; por qué no llamarle una reacción social, una creación social, una solución social, etcétera) como la migración, los apátridas, los "revolucionarios"; la iglesia no logra colocar a todos sus creyentes en el dichoso cielo y los desperdicia hacia el maldito infierno. No logramos gobernar nuestros deseos y si lo logramos, lo degeneramos, lo subvertimos, lo sublimamos.

Regreso hacia la senda y digo que no. Mientras más seamos, más difícil será contenerlos y más violentos nos mantendremos hasta que aquellos afectados decidan desprenderse y dejar de ser ellos los gobernados para comenzar a gobernarse. Lástima que siempre se cae en el mismo problema: queremos gobernar lo ingobernable.

Las pandillas no son malas en sí, ni son la señal de la nueva "época libertaria". Son lo que son: el fenómeno social frente a la intención violenta de los gobiernos. Los gobiernos, al no poder proveer la seguridad que ofrece a la ciudadanía con estabilidad laboral, estabilidad económica, estabilidad asistencial (calidad en salud, calidad en educación, calidad en vivienda, etcétera) dejan de poder gobernar aquellos grupos. Los gobernantes se interesan además de los sectores en los cuales se aglutinan las sociedades pero gracias a que se cree que en democracia se debe responder a la mayoría o al poderoso; de esta manera se explica la lentitud o la ausencia de las acciones a favor de los grupos desfavorecidos ya que son de poco interés. Quizás el ejemplo de la racionalidad absoluta que se escenifica en la película "I, robot", cuando el robot reacciona frente a un accidente automovilístico de la manera más lógica y salva a quien posee más probabilidades de vida según la calidad de las heridas sufridas, las condiciones fisiológicas, la importancia de los individuos frente al campo social, mientras que una niña se hundía en el agua sin que nadie escuche sus desesperadas ideas; quizás con esto se entienda que el pensamiento fuerte, el del poder, el de la mayoría, es lo que cuenta y lo que intenta proteger los que dicen gobernarnos; los demás son cuentos. Y cuentos que aparecen en los libros de Historia.

¿Qué contará la Historia, o aquél profesor de historia, a los que nos sigan en generaciones? Lo más probable es que les cuenten que existió una guerra denominada las "nuevas cruzadas" para combatir contra los malditos, malévolos, diabólicos, inmorales pandilleros. Si vivo hasta aquél entonces, resultaría otro indicador más de que nos alejamos de la dichosa humanidad o progreso.

Los pandilleros han buscado y han evolucionado en algunas ideas. Dejaron de ser patriotas y se llamaron pandilleros, hermanos (Cristo, el primer pandillero mínimo) y no los unía o los contenía un ficticio territorio. Es verdad, es el territorio lo que al principio los han unido pero por lo menos quebraron las fronteras imaginarias que se han venido dibujando y desdibujando desde aquél entonces en el cual esos 4 reinados quisieron llegar acá y se creyeron dueños del mundo.

Luego, por qué los pandilleros salen de sus guetos, por qué no se quedan en sus suburbios. Para quienes tienen por lo menos esta idea, les sugiero: Salgan y atraviesen el mundo con sus pies, naden por los océanos y vuélvanse los dueños del mundo y no hagan como todos que les gusten que le cuenten la Historia para poder dormir.