Deslenguar: cortar la lengua/ dispararse, crecer algo inmoderadamente. ¿Para qué deslenguar?

Miles de lenguas revolotearán como libélulas cerca de una lámpara. Cual cazador, el curador, intentará atrapar frases(citas), novelas, palabras que simplifiquen o personifiquen a cada uno de los elocuentes. Tarea difícil si no poseemos la experticia de escuchar los semitonos de un coro. ¿Mejor los deslenguamos? Mejor qué los mudos nos hablen.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Les bien aimés

"Sé que puedo vivir sin ti, pero mi amor, el problema es que sé que no puedo vivir sin amarte."

Ni el amor tiene lógica, ni la lógica se tiene a sí misma. "Les bien aimés", película francesa, retrata el amor de una familia, o algo parecido, la vida de una familia. Madeleine, francesa y por consecuencia hermosa mujer o de una belleza misteriosa, roba unos zapatos de donde ella trabaja. Los zapatos le hacen vivir la vida que ella deseo. Cuando se descalza de ellos, vive la vida que le tocó vivir. Se descalza y se desviste, se desnuda, se sincera. Se hace una mujer, más no cualquier mujer. Sabía (o creyó saber) lo que quería ser; por eso es que nunca dudó de lo que un hombre le propone cuando ella calzaba en sus zapatos. Fue lo que le pidieron que sea a pesar que en ese instante ella calzaba sus zapatos y su vida. Fue lo que los hombres desearon a pesar de que no era lo que ellos querían. Y por último, fue lo que ella quiso aunque eso le costará bastante, y aunque ella intentara creer que no arriesgaba mucho de la manera en que vivía.



Se calificó de "chica fácil" pero ni las esposas de su marido policía lograron contenerla. Ni tampoco lo hicieron los años ni el tiempo, que es quien muchas veces nos golpea tempranamente dejándonos en un KO profundo y eterno, sin la intención de seguir viviendo. No murió; los demás lo hicieron y ni eso dejó que ella los resucite a su conveniencia cuando los necesitaba. De hecho, en un verso de las canciones que se cantaban durante el filme, ella dijo: "aunque tú ya no estés aquí, las cosas no han cambiado". Les preguntaba a los hombres: "¿prefiere ser el que ama o el que es amado?" para acallar la duda que les atrae a cuestionarse si es que fueron deseados. Así, no parece una chica fácil, pero sí una mujer que quería vivir sin dificultades.

Huyó de la guerra pero no del amor. Esa fue su batalla. Aparentó amar a otros pero no lo conquistó. Se quedó prendida de aquél que intentó curarla. Él no lo logró pero la acompañó en su padecimiento; para hacerlo, le dejó una hija que sabía que la historia de amor de sus padres podría recrearse en una habitación con cama, sin más ni más. De hecho, los encuentros familiares de Madeleine con su eterno aunque inestable amor, y con su hija, se desarrollaban en la cama de su hija cuando ésta los pillaba queriendo hacer lo que no hicieron. Y su hija, en aquél momento, no salía despavorida por la manera en que sus padres le demostraban lo que era el amor, sino que aprovechaba ese momento íntimo para meterse en la cama entre ellos, como una niña asustada.

"Les bien aimés", que si intento traducirlo debe ser algo así como "los bien amados". Película generacional, musical, tragicomedia de la vida de los amantes, película dirigida por la única lógica que sostiene al amor. La locura, el sin sentido de la palabra amor.



lunes, 9 de diciembre de 2013

El cine, un paraíso

¿Cómo definir un hábito? ¿Es lo mismo que una acción placentera? A simple vista pareciese que no lo es. Un ejemplo: Ver televisión es más un hábito que una acción placentera. El hábito pierde, por su insistencia, la capacidad de crear placer. Entonces, el placer no es una cuestión de reproducción. No debería serlo. Debería ser un efecto de una creación, nunca de una reproducción.

Entonces, ¿se observa repetidamente una película, y se goza de ello, por hábito o porque nos genera siempre una satisfacción? ¿o es el recuerdo de lo vivido, de lo experimentado? ¡Uy! Por lo visto esto se acerca más, al goce lacaniano, psicoanalítico, que al ingenuo placer del vulgo común y corriente.

¿Qué o cuál es esa parte de la que se goza de una película como "Cinema Paraíso"? De manera rápida pueden observarse y notar que hay tres perspectivas, desde mi opinión, en esta película: a) la exposición de una historia de amor con el cine, b) aquella relación amorosa expuesta en e filme entre Toto y Alfredo, un padre para un hijo buscando un padre, y c) el éxodo sin retorno desde el pasado.

La frase "La vida es diferente a lo que se ve en el cine" (no recuerdo con exactitud si esta es la frase, pero expresa lo misma como fuere que sea), que en un momento Alfredo, el padre que laboraba en el cine, que a veces calificó esa posición como de un encierro, un infierno (que terminó devorando su vista); esa frase, decisiva para el siguiente porvenir que le sobrevendría a Toto, resume muy bien muchos de los ángulos de la película.

Los padres no son los que exactamente se desean, pero son los padres. La vida no es exactamente como la deseamos, pero la vivimos. Y el cine no es exactamente la vida, pero deseamos que en algo se parezca, deseamos retratar nuevas vidas, vidas ficticias, fantasías vivientes, adornos de vidas, vidas fantoches, actuaciones de vidas, vidas memorables y vidas sin memoria.

El encuentro con el cine, con el placer cinéfilo, con el deseo gestálgico (ese que configura las partes en un todo y el todo en sus partes), ese encuentro, esa invención produjo y sigue produciendo (¿o reproduciendo?) fantasiosas realidades que hacían que nuestras vidas se pierdan un rato para vivir otras.

Eso me gusta de ese paraíso, del cinema paradiso.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Medicina verbal o instante divino

¡Saludos!

Cada cierto tiempo descubro, como un niño, la literalidad de las palabras. Me he expresado, oral o de manera escrita, creo que por costumbre, sin significado, por el puro y purísimo goce de hablar, de parlotear, de emitir sonidos. De manera animal, he ladrado, maullado, rugido, con las palabras que inútilmente, no me significaban nada.

He expresado mi amor diciendo tantas veces "te amo"; hoy sé que debí haber dicho "Yo soy (quiero ser) tu Amo". He expresado tantas veces "¡Maldita sea(s)!"; debí haber mencionado "¡Hocus pocus, que mi maldición te convierta en (adjetivo peyorativo)...!"

Y si de magia he hablado, es porque creo que existe algo así (it's a kind of magic). No soy religioso ni tampoco deseo crear una solución mágica, que al final pueden parecer similares los resultados de estas dos prácticas, pero sí creo que hay algo subyacente, espiritual, inasible, invisible, que ha animado a crear estos dioses y demonios. El mío, al que temo y adoro, mi ser subterráneo y extraterrestre: las palabras.

 He convertido esto en una oración bendita, en un salmo, en una estrofa de un himno, con el diminuto hecho de encararlo con el "saludos". Le he otorgado, con el poder de mis plabras, la salud con que deseamos despertarnos todos los días y eternamente. Esa salud eterna e infinita es la que las palabras hacen posible en su mundo, el de las plabras, con el único intento de decir "¡Salud...os!"

Al final, sigo expresándome con la maldita costumbre que inútilmente no bastan para darle el pleno significado a lo que quiero decir.

¡Adiós! (Acabo de matar, por negación, a Dios)

jueves, 5 de enero de 2012

Un cuento para la noche, ¿o para que YA amanezca?

Cuando perdí mi norma en el 9no año de mi vida escolar, y el profesor encargado de aquella materia y de aquella desviación me informó sobre cómo aquellos países conquistadores se expandieron, nunca, hasta hoy, pasó por mi mente la idea de que me toparía nuevamente con aquella imagen.

Fue en un libro de alguna editorial escolar, que al igual que aquellos conquistadores expandían la idea ingenua e inofensiva de la Historia a nosotros siendo adolescentes. Allí un gráfico representaba las rutas que captaban mi atención por los colores (este será uno de los funestos residuos de haber sido captada mi infancia por la televisión: el interés por lo colorido): rojo, azul, amarillo y verde. Mínimo no guardaba ninguna relación el conquistador y su color; aunque creo que lo que hoy pienso, mi idea, une aquellos cabos sin atar.

Así mismo como cayó el gobierno de los reyes españoles en la "época libertaria" que correspondió a los años comprendidos entre finales del siglo 18 y mediados del siglo 19, comienzan o caerán en algún momento los gobiernos actuales. ¿Por qué? Muy simple. El gobierno nunca es sostenible, a menos que recurras a la extrema violencia, la cual puede disfrazarse de absoluta seguridad y puede ejecutarse con programas disciplinarios radicales como para llegar a pensar que "pero ya no sé qué hacer, entonces provoca su desaparición".

Me he equivocado. No debo jugar o pensar del mismo modo aunque nos es casi ineludible (otro de los funestos residuos). Continúo.

El gobierno no es sostenible. De hecho, eso ya ha sucedido, ya podría probarse empíricamente. La familia, los padres no logran retener a sus hijos; el país no logra contener,proteger, darles el porvenir, a sus ciudadanos y así se crean fenómenos sociales (fenómeno lleva un sentido peyorativo; por qué no llamarle una reacción social, una creación social, una solución social, etcétera) como la migración, los apátridas, los "revolucionarios"; la iglesia no logra colocar a todos sus creyentes en el dichoso cielo y los desperdicia hacia el maldito infierno. No logramos gobernar nuestros deseos y si lo logramos, lo degeneramos, lo subvertimos, lo sublimamos.

Regreso hacia la senda y digo que no. Mientras más seamos, más difícil será contenerlos y más violentos nos mantendremos hasta que aquellos afectados decidan desprenderse y dejar de ser ellos los gobernados para comenzar a gobernarse. Lástima que siempre se cae en el mismo problema: queremos gobernar lo ingobernable.

Las pandillas no son malas en sí, ni son la señal de la nueva "época libertaria". Son lo que son: el fenómeno social frente a la intención violenta de los gobiernos. Los gobiernos, al no poder proveer la seguridad que ofrece a la ciudadanía con estabilidad laboral, estabilidad económica, estabilidad asistencial (calidad en salud, calidad en educación, calidad en vivienda, etcétera) dejan de poder gobernar aquellos grupos. Los gobernantes se interesan además de los sectores en los cuales se aglutinan las sociedades pero gracias a que se cree que en democracia se debe responder a la mayoría o al poderoso; de esta manera se explica la lentitud o la ausencia de las acciones a favor de los grupos desfavorecidos ya que son de poco interés. Quizás el ejemplo de la racionalidad absoluta que se escenifica en la película "I, robot", cuando el robot reacciona frente a un accidente automovilístico de la manera más lógica y salva a quien posee más probabilidades de vida según la calidad de las heridas sufridas, las condiciones fisiológicas, la importancia de los individuos frente al campo social, mientras que una niña se hundía en el agua sin que nadie escuche sus desesperadas ideas; quizás con esto se entienda que el pensamiento fuerte, el del poder, el de la mayoría, es lo que cuenta y lo que intenta proteger los que dicen gobernarnos; los demás son cuentos. Y cuentos que aparecen en los libros de Historia.

¿Qué contará la Historia, o aquél profesor de historia, a los que nos sigan en generaciones? Lo más probable es que les cuenten que existió una guerra denominada las "nuevas cruzadas" para combatir contra los malditos, malévolos, diabólicos, inmorales pandilleros. Si vivo hasta aquél entonces, resultaría otro indicador más de que nos alejamos de la dichosa humanidad o progreso.

Los pandilleros han buscado y han evolucionado en algunas ideas. Dejaron de ser patriotas y se llamaron pandilleros, hermanos (Cristo, el primer pandillero mínimo) y no los unía o los contenía un ficticio territorio. Es verdad, es el territorio lo que al principio los han unido pero por lo menos quebraron las fronteras imaginarias que se han venido dibujando y desdibujando desde aquél entonces en el cual esos 4 reinados quisieron llegar acá y se creyeron dueños del mundo.

Luego, por qué los pandilleros salen de sus guetos, por qué no se quedan en sus suburbios. Para quienes tienen por lo menos esta idea, les sugiero: Salgan y atraviesen el mundo con sus pies, naden por los océanos y vuélvanse los dueños del mundo y no hagan como todos que les gusten que le cuenten la Historia para poder dormir.







sábado, 21 de mayo de 2011

Qué pasa

Reiteradamente te pregunto esto y la repetición causa que llamen las cosas a mi atención. Es la manera más primitiva de captarla: mostrarse y mostrarse sin demostrarse, como las bailarinas exóticas (no entiendo porque se les llama exóticas si lo único que hacen es bailar como cualquiera pero sin ropa, ofrecen la desnudez de la piel pero eso puedo verlo en internet). Trataré, para ti y para mí, de demostrar la insistencia que posee mi pregunta aunque, me parezca, que esto equivaldrá a prestarte respuestas a la interrogante que simplemente funciona en mí, la mayor de las ocasiones, como un simple ejercicio fonatorio como cualquier cantante hace para afinar o calentar la voz.

Una cosa más debo explicitar: preguntar dirigiéndome a ti y preguntar sin dirigirte mi pregunta no provoca cambio alguno en mi cuestionamiento. Decir “¿qué te pasa?” o “¿qué pasa?” se responde, para mí, de una igual manera. Esto no significa en fin que el contenido de la respuesta sea siempre la misma. Nunca pasa lo mismo porque siempre estamos en un diferente vector del espacio-tiempo.

¿Qué nos pasa? Las personas nos pasan. No sé si nos sobrepasan, pero pasan frente a nosotros (y los que no pasan por nuestro campo visual ¿se considera que no pasan frente a nosotros? ¿Por qué los ojos son nuestro frente?). Pasan a veces sin musitar, sin exhalarnos su aire para compartir el oxígeno que la naturaleza nos brinda, pasan sin mirarnos, sin olernos, sin oírnos, sin degustarnos. Otras pasan haciendo esto y algo más lo que significa que nos hacen sentir más allá de los sentidos. De estos son pocos, a veces es uno en la vida cuando te califican de monógamo, y prefiero que nunca desistas en desmerecer que las personas deben por lo menos sentir de esta manera extralimitada más de una vez para saber qué es mejor –en esencia, la comparación mide al par, no al singular-. Eso sí, la mejor calificación/evaluación es la que uno mismo se puntúa entonces no me es necesario que andes dictándome las mejores notas de los demás.

Las personas nos pasan. Algunas se fijan sin quedarse por este motivo, ellas, rezagadas. Lo que se queda de aquellas personas que intentamos fijar son sus imágenes, ya ahora inertes. No conseguimos atraparlas vivas porque eso significaría convivir con ellas, además que releyendo esto podría equivocarse o entenderse lo dicho como si lo que realmente deseamos es cazar las personas. De hecho, se dice que el hombre, cual depredador, caza una mujer y pelea su presa frente a los demás depredadores. Así que lo que deben las mujeres es saberse repartir para no ser consumidas enteras sino racionalmente. Me he llevado un carcajada mental al darme cuenta que a lo que llego aquí es a la conclusión de que el amor necesita de intelecto, de razonamiento porque la sensibilidad, equívocamente, denota fragilidad y cuando los huesos son frágiles hasta ocupan el alimento a digerir de los depredadores. Podría continuar, pero prefiero permanecer al margen de lo óseo porque jocosamente algunos creen que tú eres más esto que carne y no deseo devorarte.

¿Qué más nos pasa? La vida nos pasa o nosotros pasamos por ella. No sabría nuevamente si la sobrepasamos, si la traspasamos o si no la deseamos pasar haciendo todo lo posible por evitar sus muertes, tratando de vivir la vida. Si la traspasamos es ella un ente similar al fantasma: insoluble, no es materia. Si la sobrepasamos es dentro de una loca carrera en donde al final igual morimos llegando antes, igual o después de ella. Si la evitamos es posible que se la entienda a esta como un gran hueco donde no podemos caer porque es profundo y sin llegada. Cualquiera de las alternativas me dirige a la muerte. Mi pregunta parece entonces algo muerto, o que se intenta resucitar cada vez que se plantea. Mientras encuentra respuestas toma ánimo. Si no lo hace, no se desanima. Soy yo quien lo hace.

¿Qué pasa o qué nos pasa? El tiempo es lo que pasa o nosotros lo atravesamos y todas esas posibilidades. Si el tiempo fuera un Dios humanoide con cuerpo y por tanto sentidos, para sus ojos seriamos puntos sobre aquella línea o recta numérica que dibuja al tiempo que no avanza ni retrocede. Un punto estático porque esa línea, si se extiende, daría a 100 años una imposibilidad de graficarse. Ese Dios humanoide que lo llamo “Tiempo” sería incapaz o le sería inapropiado preocuparse por personas que trazan un pequeño punto en su dibujo cartesiano del tiempo. No sería un Dios al fin y al cabo con tales imposibilidades y limitaciones.

Regresando a lo que ya no son imaginaciones absurdas, el tiempo nos pasa. Cada minuto y segundo que nos atraviesa nos despedaza el rostro y nos lo transforma. Cada sonrisa que dibujo señala o estira mis tejidos desgastando la energía muscular que guardo. Pude haber utilizado esa energía en otro movimiento, más necesario en otras circunstancias pero en aquél segundo lo desperdicie y ya no volverá. Mejor desatiendo mis intentos de sonrisa para procurarlos para cuando sean necesarios. Pero ¿cuándo lo será? ¿el tiempo me lo dirá? Ya dije que el tiempo si pudiese hablar fuera un humano y si lo fuera ya nos hubiera equivocado, ya nos hubiera desatendido. El tiempo no habla y por eso incesantemente te pregunto sin incluir la siguiente parte de la frase: si el tiempo no habla, pero tú lo haces entonces ¿qué pasa? Veo que sigo en mis imaginaciones absurdas. Espero que tú me las entiendas. Esto también nos pasa.

¿Qué otras cosas nos pueden pasar? Lo que nos pasa es tú. Tú para mí, yo para ti. En fin, para quien lea esto, lo que nos puede pasar es tú, es decir, lo que nos pasa es que tratamos de pasar con esa otra persona. Como ya dije, cuando tratamos de atrapar a alguien que no es culpable de nada sino victima del amor, la única manera de hacerlo es convivir. Allí nos pasan las personas que no escogimos para convivir porque si las intentáramos atrapar seriamos infieles; allí pasamos la vida porque es hasta la muerte de uno de los dos cuando podemos pensarnos libres nuevamente, o hasta el divorcio, gracias a los jueces o abogados que creo que inventaron esto; en la convivencia nos pasa también el tiempo para aprender o errar (que es la manera más efectiva o la única manera que hasta ahora se conoce para aprender) lo que cada uno de los que compone la pareja es, quiere, teme o desea. Todos nos pasa si es que convivimos. Eso podrías responderme cuando te pregunte qué te pasa.

Despertaré

Despertaré. No será posible en cuanto no me encuentre previamente en el estado opuesto. Destaco este deseo o necesidad (patrañas decir que el deseo es imposible; ¡es posible si es que le ponemos objetos!) dada mi condición preliminar: asustado, rumiador, asaltante, fatigado. No concibo las razones para que me sucedan tales cosas, si es que son causa de un extremo ejercicio de la mente activa o de una triste causalidad emocional. Cualquiera de las dos opciones que me coloco, son, al fin y al cabo y a desgracia mía, objetos para seguir pensándolos porque… ¿por qué me sucede cualquiera de ellas a mí?

Son las preguntas dirigidas a uno mismo las más complicadas y negadas a responder. Más aún si es el acto de pensar una mera paradoja debido a que puede ser el escenario propuesto para cansar a mi adversario, que soy yo mismo, y luego atacar, negándome a responder a algo que no sé si lo podré o lo deseo hacer.

¿Por qué lo pienso demasiado? ¿Será necesario dudarlo tanto? Es que mínimo soy yo, desde mi posición de receptor de este curioso caso de los actos comunicativos en donde de uno mismo se esperan las respuestas o la retroalimentación, quien como receptor de una pregunta emitida por mi persona no sabe responder. Creo que necesitaré un espejo al frente mío de vez en cuando para leer mis señales kinésicas a ver si responden algo. O debería devolverle la pregunta a mi yo emisor que mínimo es quién duda de su condición de pensador, haciendo parecer que la pregunta va dirigida al yo receptor.


Termino pensando que esto es lo más improductivo. Creer que es una producción escribir los pensamientos me suena igual a una puesta en escena de la negación de responderme. Debería empezar a escribir otras cosas, menos personales. Escribir una nueva decisión por la cual escribir. Será así como alcanzaré la entrada al sueño y despertar. Ahora debo hacerlo. Ahora. Dormiré.

viernes, 20 de agosto de 2010

Código desconocido

Es el título de una película del alemán Michael Haneke. Fue muy preciso en el título específicamente en mi caso que no logré entenderla. Pero el conocimiento es cuando se es capaz de evocarlo. He aquí mi aprendizaje.

Las obras humanas han consistido en estructurar signos codificados. La república, como sistema político, consistió en promulgar leyes y sostenerse bajo el sometimiento a ellas. La pintura consistió en dejar signos con pigmentos naturales o artificiales. Empezaré a especificar. El cine, abreviatura de cinematógrafo, es el conjunto de fotos que al reproducirse secuencialmente producen un efecto de movimiento. Sin duda, he esbozado los elementos estructurales de cada uno de los sistemas mencionados. Cual máquina, estos sistemas funcionan con estos elementos esenciales. Pero.

Aquella película era una de acuerdo al significado que proporcione. Imágenes en movimiento demostraban que Haneke comprendió lo que era una producción cinematográfica. La temática (desconozco en el lenguaje cinematográfico cuál es la palabra que se adecua al mensaje a transmitir, a la finalidad de la película, a la historia que narra) me fue lo incomprensible. Describo: una señora y su pareja en diferentes escenas mostraban su vida amorosa, sus vidas laborales, la cotidianeidad; otras escenas, pocas escenas, mostraban la vida fuera del círculo de aquellos dos personajes anteriores, especialmente enfatizando las noticias internacionales de pueblos recónditos del mundo, pero nuevamente lo cotidiano; un tercer grupo de escenas, que fatalmente podrían haber dividido toda la producción, eran las escenas que abrieron y cerraron la película, escenas de un grupo de niños sordomudos que tocaban instrumentos y bailaban a veces hasta con el silencio de sus voces.

La cotidianeidad nos es tan conocida. Decir nos es muy fácil y hasta aquél grupo de sordomudos de las escenas lograrían decir algo a través de diferentes códigos. La intención es lo que queda en el desconocimiento pero aquello es algo interpretable. Al final, resumiendo en su principio y su final, la película me resultó interesante e interpretable. Descubrí mi desconocimiento.